Se que llevo mucho tiempo sin subir nada, no he tenido mucho tiempo estos últimos meses. Quiero despedir el año con un relato dedicado a esa persona tan especial a la que quiero tanto. Y espero escribir más el año que viene.
- ¿De verdad los has hecho tú? ¿La masa y todo?
- Claro que si, si es muy fácil.
La verdad era que me había tirado toda la tarde intentando hacer los crêpes, si no se me pegaban se me quemaban y si no se quedaban tan arrugados que parecían tortillas. Pero al final había conseguido unos cuantos decentes y ahora me encontraba comiéndolos con ella en mi casa.
- Pues me tienes que enseñar a hacerlos porque están buenísimos- dijo mientras se echaba mermelada en uno de ellos.
- Están mejor con chocolate- dije con burla y le puse una buena cantidad al mío.
- No, que me salen granos. Y tú deberías hacer lo mismo- dijo sacando la lengua.
- Bah, un poco no hace daño a nadie.
- Está bien… pásame la Nutella.
- No, que te salen granos- respondí riéndome.
- Já já, trae aquí.
Se levantó con intención de quitarme el bote de las manos pero yo fui más rápido y cogiendo un poco con el dedo le dije:
-Vale, toma- y le llené la nariz y la boca de chocolate.
-¡Serás…!- dijo cogiendo la mermelada.
- Eh, quieta ahí, odio la mermelada, me da asco.
- Pues entonces dame la Nutella.
Se lanzó sobre mí, sentándose en mi regazo, y me quitó el bote, cogió una buena cantidad y me la estampó en la cara.
- Hmmm, qué rico- me lamí los labios- quiero más- dije, y me acerqué a ella que se había limpiado con una servilleta la nariz y aún le quedaban restos en los labios. Se los limpié con los míos y luego estuvimos besándonos un tiempo más. Finalmente ella se separó de mi y me susurró al oído:
- Tenías razón, con chocolate no está nada mal…
Al cabo de una hora la cocina estaba recogida y nos encontrábamos tumbados en el sofá viendo una película. Sus dedos acariciaban mi pelo y yo estaba tan relajado que podría haberme dormido. La película acabó y yo propuse poner otra.
-Pero, ¿cuándo vienen tus padres?- preguntó.
-Llegan mañana, si quieres puedes quedarte a dormir, llama a tus padres y diles que estás donde una amiga.
-Vale, pero luego. Aún no tengo que estar en casa.
-Ok, ¿qué hacemos ahora?
-Como te acabo de decir, podemos poner otra peli.
-Se me ocurre algo mejor- y me atrajo hacia sí.
Al entrar en contacto nuestras bocas todo adormilamiento que pudiera tener desapareció y pude sentir la electricidad que ella me provocaba. Junté nuestros cuerpos al máximo y pude sentir que su respiración se aceleraba mientras mi mano acariciaba su vientre.
Entonces me dejé llevar por la excitación y probé a ir un poco más abajo. Noté cómo su cuerpo se tensaba pero sin dejar de besarme. Entonces seguí bajando suavemente hasta que sus manos me detuvieron.
-¿Por qué no?- dije- ya llevamos mucho tiempo juntos. Es un momento perfecto para hacerlo por primera vez.
Mis emociones se habían disparado así que lo volví a intentar pero ella me volvió a detener.
- He dicho que no cariño, hoy no. No puedo. Necesito más… tiempo.
Me quité de encima suyo y me senté en el sofá. Ella percibió mi cara de frustración y cogiendo el abrigo añadió.
- Será mejor que me vaya. Lo siento de verdad. Mañana hablamos.
La puerta se cerró y cuando pude pensar un poco más en frío empecé a sentirme mal. Por insistir y por haber dejado que se fuera. Tenía que haberla dicho que no pasaba nada, que esperaría hasta que ella dijera. Pero no lo hice, tal vez porque me había cansado de esperar o tal vez porque pensaba que hoy era el mejor momento para algo tan especial…
Decidí no dar más vueltas al asunto y me di una ducha de agua fría para despejarme. Pero justo cuando me estaba secando el timbre sonó. ¡Qué raro! Si son las once de la noche. Me puse unos pantalones y una camiseta y fui a abrir.
Era ella. Justo cuándo iba a preguntarla que qué hacía allí ella recortó la distancia que nos separaba y me beso. Luego cerró la puerta y dijo.
- He estado pensando y creo que tienes razón. Te quiero y sé que tú también a mí. ¿Por qué seguir esperando y retrasando algo que tarde o temprano tiene que pasar? He llamado a mis padres y les he dicho que duermo con…
- Escucha amor… -la interrumpí- que no pasa nada, de verdad. Yo esperaré hasta que tú me dig… - pero sus labios silenciaron mis palabras.
Me condujo hasta mi habitación y me tiró sobre la cama. Se despojó de su abrigo y camiseta y luego se tumbó sobre mí.
Emociones nuevas se despertaban dentro de nosotros mientras terminábamos de quitarnos la ropa. Y cuando nuestros cuerpos desnudos entraron en contacto miles de chipas saltaron de nuestros corazones mandando dulces calambres por nuestras extremidades. Luego nos entregamos el uno al otro, disfrutando de ello y saboreando el dulce sabor del amor. Al principio con timidez e inexperiencia, luego con pasión y ternura.
Cuando la luz del día se coló por la ventana y me despertó, me quedé observando su rostro dormido y abrazado a mí. Comencé a acariciarle la espalda con los dedos y luego ella abrió los ojos.
Me miró y sonrió. Un vínculo muy especial se acaba de crear entre nosotros.